La lluvia amarilla. Julio LLamazares


La recomendación que os hacemos hoy no es ninguna novedad editorial, se publicó en 1988 y sería un perfecto ejemplo de lo que se conoce con el anglicismo longseller, esas obras que no caen en el olvido y que siempre están presentes en las librerías. No son simplemente bestseller producidos por potentes campañas de marketing o tirón comercial por cualquier motivo, sino que su éxito es que se perpetua en el tiempo, no es un boom editorial, pero se vende de forma continuada a lo largo de los años.

Hace poco una buena amiga con la que intercambio recomendaciones de libros y películas me preguntó si había leído La lluvia amarilla y aunque disfruté con la lectura de otros libros de Julio Llamazares me di cuenta de que este no llegué a leerlo. Miré rápidamente en el fondo de la BURJC y formaba parte de las colecciones de Madrid, Móstoles y Fuenlabrada, así que me dispuse rápidamente a leerlo. Es muy breve, 155 páginas, lectura fabulosa para un fin de semana y que ahora os recomiendo yo desde nuestro blog.

La lluvia amarilla cuenta la historia de Andrés que es el último habitante de un pueblo real, Ainielle situado en el Pirineo aragonés que en 1970 quedó completamente abandonado mientras se pudrían lentamente sus casas rodeadas de nieve y de esa lluvia amarilla de las hojas de otoño. El protagonista a punto de morir, en un monólogo, va recordando a otros  habitantes desaparecidos del pueblo (sus padres, su mujer, sus hijos y sus vecinos) y nos enfrenta a lo que ha significado el éxodo rural, y ese color dado a la lluvia del título se convierte en una metáfora del discurrir de la vida, al ritmo en que los días pasaban por mi vida, todo a mi alrededor se ha ido tiñendo de amarillo se lee textualmente en la novela junto con otras referencias  como el aire de las casas impregnaba mis huesos como una humedad lenta y amarilla.

Los problemas del mundo rural, la soledad, la repulsa del personaje hacía los que se han ido por propia voluntad como su hijo o sus vecinos, la pena por los fallecidos, los espectros que se le aparecen, todo es triste y profundo.

Como analiza Friedhelm Schmidt-Welle en el artículo que podemos encontrar en BRAIN, La lluvia amarilla o las hojas del olvido, lo que a primera vista se puede percibir como una novela fatalista y neorromántica, es en realidad una reflexión sobre la memoria oral desde la perspectiva de los hombres y las regiones marginados del campo tanto en la época franquista como durante la transición modernizadora. Interesante también este artículo por como analiza a través de las pocas fechas que de forma indirecta se sugieren en sus páginas, los hechos históricos en los que se apoya la historia de Andrés y el olvido provocado no solo por su edad sino por el deseo de no recordar a través de objetos a los que le faltan. Así sabemos que la fotografía que rompe de su esposa fue tomada el día en que su hijo Camilo tomo un tren que después entendemos le llevo a luchar en la Guerra civil de la que no volvió para casi concluir con la insinuación de lo poco que tiene que ver la vida de los pobres en un lugar aislado del Pirineo aragonés en aquellos años con la llamada vida nacional.


Aunque la bibliografía sobre la novela que encontramos en los recursos electrónicos de la Biblioteca es amplia, os recomiendo también Memoria, duelo y melancolía en La lluvia amarilla, de Julio Llamazares, de José Antonio Llera (disponible en BRAIN) quien incide en el modo en que la novela deviene en discurso contrahegemónico capaz de redimir la identidad individual y colectiva de los vencidos, frente a los relatos triunfantes de la guerra civil y del desarrollismo económico. Llera analiza el relato destacando el diálogo que establece con la poesía del propio autor.


En ese aspecto podemos conocer algo de su obra poética a través de la obra Sobre la nieve. La poesía y la prosa de Julio Llamazares (Campus de Madrid BOC LLA sob) con edición y selección de textos de José Carlón, donde tras un estudio inicial se incluyen textos de diversas obras de Llamazares tanto en prosa como en poesía, por ejemplo, La nieve está en mi corazón o Yo vengo de una raza de pastores que os muestro a continuación. 


De esta introducción crítica me resulta muy interesante la idea de que La lluvia amarilla fue concebida sobre la idea de un pueblo abandonado en las montañas leonesas, no olvidamos que Llamazares nació en Vegamián, perteneciente a la comarca de Montaña Oriental (noreste de la provincia de León) municipio desapareció bajo las aguas del embalse Juan Benet y a este respecto entre las páginas 91 y 97 del libro encontramos Cementerios bajo el agua, referido más concretamente a Riaño y donde textualmente escribe Nadie que no haya visto por sí mismo el dantesco espectáculo de un pueblo emergiendo de las aguas al cabo de los años podrá saber jamás cuánta desolación y cuánta muerte albergan en su fondo los pantanos. Nadie que allí no tenga sus recuerdos, sus raíces y su casa será capaz de imaginar cuánto dolor quedó enterrado para siempre en esos cementerios que se pudren en silencio bajo el agua y compara a León con Huesca, Guadalajara o Cáceres que unen su peculiar disposición hidrográfica y geológica a un secular doblegamiento ante cualquier poder político en palabras del autor.

Para conocer más sobre Ainielle, el remoto lugar de Sobrepuerto donde Llamazares  ambientó su novela y del  que seguro después de leer La lluvia amarilla tendréis curiosidad por saber más, os recomiendo visionar  el documental Ainielle tiene memoria del programa CRÓNICAS al que se puede acceder a través de rtve a la carta y que nos propone un viaje en el tiempo y en la memoria para rescatar la vida de Ainielle y su entorno.

Os animo por tanto a leer a Julio Llamazares pues junto a Miguel Delibes fueron los autores que iniciaron el tratamiento de la despoblación de las zonas rurales en sus novelas. Actualmente una nueva generación de escritores trata sobre la vida en el medio rural destacando valores como el respeto a la naturaleza y la ayuda o solidaridad entre vecinos que hace que se sienta a fin de cuentas menos soledad. Esta corriente iniciada por el periodista Sergio del Molino que en 2016 publica La España vacía, obra que ha marcado un antes y un después respecto a la forma de ver el mundo rural por los más jóvenes.

Otras novelas que contemplan este mundo y muy recomendables serían  Intemperie de Jesús Carrasco, la huida de un niño a través una tierra castigada por la sequía y la violencia y su encuentro con un cabrero que le cambiará la vida para siempre y La Tierra Desnuda, de Rafael Navarro de Castro, una  historia de España a través de la vida de Blas, un campesino de Sierra Nevada que nace al mismo tiempo que la Segunda República y muere, ochenta años después en el mismo lugar, sin ser consciente de que se lleva a la tumba una forma de vida ya inexistente.
Otra visión de un pueblo abandonado en esta ocasión con una historia en donde no falta el sarcasmo es Los asquerosos de Santiago Lorenzo comentada ya en este blog hace un año en la entrada de Eduardo Menéndez, Lecturas para comenzar otra vez.



Esta misma semana entre los libros más vendidos destacados en la librería, La casa del libro aparecían dos obras que reinciden en el tema, el nuevo ensayo de Sergio del Molino, Contra la España vacía que centra el debate del reto demográfico en la convivencia entre territorios,  con una explicación más profunda de aquello que quería reivindicar en palabras del autor de esos lugares atravesados por las carreteras secundarias por las que ya apenas conducimos. Junto a él, Los ingratos de Pedro Simón que ha sido galardonado con el Premio Primavera 2021, un viaje a la España rural de los años 70 donde se emigraba a las ciudades, con un protagonista, David en el que encontramos ciertas similitudes con Daniel, el Mochuelo, que lo es de El camino de Miguel Delibes, autor elogiado por Simón.

Por último, os dejo un enlace donde se recogen libros y comentarios sobre literatura que trata de algún modo el medio rural y la España despoblada que me ha parecido muy interesante.


Y si os gusta el teatro, hasta el 11 de julio estáis a tiempo de ver la obra Los mariachis de Pablo Remón en el Teatro la Abadía de Madrid. La historia se desarrolla en un pueblo despoblado en plena meseta castellana, en esa tierra de nadie que se ha llamado "la España vacía" en palabras del propio programa del que os dejo una imagen donde la meseta se presenta como espacio físico, pero también mental. Podéis ver aquí también las críticas tan positivas y su nominación a los premios Max a la mejor autoría teatral.



Seguro que habéis leído algún libro, visto alguna obra de teatro o película que no se ha mencionado en esta entrada del blog que refleje esa España despoblada, sí es así, os animo a que la compartáis con nosotros y así ampliemos nuestra visión sobre un tema sin duda candente.

María Dolores López García

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