Ya están próximas las vacaciones y en Artillería de libros queremos dedicar la última entrada antes de disfrutarlas a un libro que podéis encontrar en el Punto de interés actual dedicado a los animales.
En septiembre volveremos con nuevas ideas para los próximos Puntos, pero hoy os vamos a recomendar un pequeño libro que me ha parecido muy atractivo, El último lobo del escritor húngaro László Krasznahorkai, traducido por Adan Kovacsics.
László Krasznahorkai |
¿Por qué me he fijado en este libro entre todos los que podéis encontrar en dicho Punto de interés? pues porque desde hace más de un año no dejamos de escuchar o leer sobre lobos en los distintos medios de Comunicación. En septiembre de 2021 el Ministerio para la Transición Ecológica publicó la orden ministerial por la que la especie dejaba de ser cinegética, el cánido ya no se podría cazar.
Castilla y León, Galicia, Asturias y Cantabria, las comunidades autónomas en las que habita el 95% de la población de la especie, además de las asociaciones ganaderas, mostraron su disconformidad con la medida y yo, aunque en principio de acuerdo con ella, apoyada por instituciones tan imprescindibles como WWF con 60 años trabajando en defensa de la naturaleza escuchaba a unos y otros sin llegar a poder tener una opinión clara. WWF lleva décadas defendiendo la especie, que es un icono de la vida salvaje. Como ellos mismos explican, desde sus primeros años cuando el que fuera vicepresidente de la organización, Félix Rodríguez de la Fuente divulgaba a su favor para que dejara de ser considerada una alimaña. Explican que en contra de lo que se cree, el lobo nos da mucho, lo consideran una joya de la fauna ibérica, mantiene los ecosistemas sanos y en equilibrio, es un sanitario de la naturaleza y tiene un valor sociocultural incalculable.
Hace uno días leíamos que el Pleno del Tribunal Constitucional ha estimado el recurso de inconstitucionalidad presentado por el Gobierno contra la Ley de Caza que Castilla y León aprobó en julio de 2021 que permitía la caza del lobo al norte del río Duero. Los magistrados concluyeron que la norma afecta y contradice la normativa básica sobre medio ambiente y, por tanto, invade competencias del Estado.
Entre unas noticias y otras me fijé en El último lobo en la edición bilingüe en español y húngaro que podéis llevar prestada para las vacaciones.
El libro está editado por Periférica junto con la Fundación Ortega Muñoz, creada en mayo de 2004 como resultado del acuerdo alcanzado entre la familia del artista Ortega Muñoz y el Gobierno de Extremadura, desarrollando todas sus actividades a partir de tres áreas: la creación artística, la naturaleza y la reflexión cultural y una de sus actividades es la labor editorial con distintas colecciones, como la de Territorios escritos dirigida por Mercedes Monmany en la que se incluye El último lobo como primer título de la colección.
Obras pictóricas de Ortega Muñoz |
Krasznahorkai comienza narrando como recibe una extraña carta de España que creyó que era una broma a pesar de estar dirigida a él invitándole a pasar unos días en Extremadura para que escribiera más tarde si lo deseaba algo sobre ella. No sabía ni situar Extremadura, apenas conocía a dos españoles, su antiguo traductor y su antiguo editor, pero tras la extrañeza sintió que no podía rechazar tan generosa invitación y confirmó la semana en la que podía viajar. El libro es la narración de ese viaje, con personajes como el chofer y la interprete que pusieron a su disposición y todo surge cuando les pregunta recordando las cosas leídas antes de viajar sobre un artículo que hablaba de que en 1983 había fallecido el último lobo al sur del río Duero. No voy a seguir contando la historia, pero animo a conocerla, en un día puede leerse perfectamente, dureza y ternura se entrelazan y analizando los verbos, fallecer, asesinar o morir, nos regala un bello relato que nos acercará un poquito más al mundo de los lobos, las manadas y sus formas de actuar. El relato consta de una sola frase extensa en la que se resume la historia pero te atrapa de tal forma que no echas de menos no encontrarte al menos con algún punto y aparte en cualquiera de sus páginas.
Krasznahorakai no tiene muy claro por qué viajó hasta Extremadura, pero confesó que “En Extremadura pasa algo, después del viaje no he sido el mismo hombre. No sé la razón; quizás por la dehesa, quizás por la muerte del lobo” y como se aclara en la entrada Guiris por Extremadura de Cecilio Venegas en el blog del diario Hoy de 13 de junio de 2016, no se trata de la documentación de ese viaje, sino de una obra de ficción
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