“Recomiendo Niebla en
Tánger porque durante dos semanas ha sido mi escapatoria y mi refugio. En mi
opinión, la función principal de un libro es conseguir separarte de tu yo, para
sentirte parte de la historia, por ello la literatura y el teatro son artes que
están íntimamente relacionados. Niebla en Tánger fue capaz de hacer que Madrid
fuese Tánger durante dos semanas, que mi piso fuese la casa afrancesada de
Marina Ivannova, incluso hizo que La Puerta Del Sol fuese el Zoco Chico, porque
cualquier instante de espera aunque de andar por la ciudad se tratase, Niebla
en Tánger era mi mano derecha”.
Cristina López Barrio escribe una novela dentro de otra
novela, una de ellas en tiempo presente y otra en el Tánger internacional del pasado siglo, unas veces narrando
primero el presente y otras el pasado. Amor, leyenda, exotismo y misterio en
esta historia con dos protagonistas, Flora
Gascón en búsqueda de su breve amante o más bien de sí misma y Marina Ivannova, el personaje principal de esa ficción
dentro de la ficción en la que han confluido las costumbres y las forma de ver
la vida de su padre, un ruso católico ortodoxo, su madre y sus abuelos judíos y el entorno musulmán.
Al finalizar la novela, la nota de la autora reflexiona sobre
la elección de Tánger como fondo de la historia, la influencia de Continuidad en los parques de Julio Cortázar cómo modelo de una ficción
dentro de otra y de La vida perra de
Juanita Narboni, de Ángel Vázquez para acercarse al jaquetía, el español de
los judíos sefardíes de Tánger o al personaje del folclore judío, Axia Kandisha que lleva a su novela.
Continuidad en los parques podeis encontarlo en la Colección de Ocio (BOC COR arm) dentro de Las armas secretas y otros relatos, un par de páginas en las que López Barrios confiesa no haber podido dejar de pensar.
Continuidad en los parques podeis encontarlo en la Colección de Ocio (BOC COR arm) dentro de Las armas secretas y otros relatos, un par de páginas en las que López Barrios confiesa no haber podido dejar de pensar.
A mí personalmente me ha conducido a leer otro libro que
forma parte de nuestra Biblioteca de ocio, Cuentos
populares del Rif: contados por mujeres cuentacuentos seleccionados,
traducidos y anotados por Zoubida Boughaba Maleem (BOC CUE pop).
El motivo está en que un personaje secundario, el de Ankara,
la niñera rifeña que dormía a Marina arrullándola con las suras del Corán, me ha
resultado entrañable y al igual que leemos en el párrafo seleccionado en la
solapa de la cubierta, “de la mano de
Ankara reviví la alegría del Tánger de la época de mi madre”, he vuelto al
Tánger que conocí en los libros y hace un par de años intenté descubrir in
situ.
Quiero imaginar a Ankara con Marina por las calles de la Medina, por el Zoco Grande comprando dulces o relatándole en la oscuridad los cuentos del Rif, esos cuentos con los que años más tarde ella intenta que su hija adoptiva Laila, que ya los conocía, permanezca a su lado por las noches.
Y en esos cuentos trasmitidos por tradición oral y que el
libro editado por Miraguano los recoge tal y como fueron narrados por seis
mujeres de distintas edades, algunas analfabetas, en la lengua materna de los
rifeños, el tarifit, y traducidos al
castellano respetando la literalidad de sus expresiones, se encuentran
personajes que me atrevo a vislumbrar en Niebla
en Tánger.
El primero de los cuentos, narrado por Karima Alganmi, La
Pandera, me hace recordar al tío de Samir, mendigo del Rif que toca y entona canciones pidiendo limosna y a la historia de la pandera hecha con la
piel de la madre del niño.
Así que mi recomendación es que antes o después de leer la novela finalista del último Premio
Planeta dediquemos un tiempo al pequeño
libro de poco más de 200 páginas y pocas veces prestado en nuestra Biblioteca. Perfectamente
editado con fotos extraídas del Archivo Central de Melilla o del de Plácido
Rubio Alfaro de Málaga que muestran imágenes de esas mujeres rifeñas, de su trabajo y sus
costumbres.
El libro se acompaña con una separata de 15 páginas, El arte
de contar cuentos en el Rif de Daniela
Merolla, que incluye mapas de la zona y una breve bibliografía.
Ya veréis como a partir de ahora igual olvidáis el "Colorín,
colorado… " de nuestros cuentos para acabarlos con "Y después de andar por aquí
y por allí…".
María Dolores López
María Dolores López
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