Día de las bibliotecas

 


El próximo sábado 24 de octubre se celebra el Día de las Bibliotecas. La idea surgió en 1994 por iniciativa de la Asociación Española de Amigos del Libro Infantil y Juvenil con el objetivo de concienciar a la sociedad de la importancia de la lectura y como homenaje y reconocimiento a la labor de las bibliotecarias y los bibliotecarios y con el apoyo del Ministerio de Cultura, que también quiso recordar la destrucción de la biblioteca de Sarajevo, incendiada en 1992 durante el conflicto balcánico.

En la edición de este año, bajo el lema “Bibliotecas, siempre a tu lado” quiere destacarse el importante papel que juegan las bibliotecas ofreciendo acceso a la cultura, al conocimiento y al entretenimiento en cualquier lugar y circunstancia. En palabras de los organizadores "la intención es poner en valor la capacidad que han demostrado las bibliotecas, independientemente de su tipología o titularidad, para continuar ofreciendo sus servicios en circunstancias tan complejas como las derivadas de la crisis sanitaria de la COVID19. Pretendemos resaltar, además, la gran labor que desempeñan las bibliotecas situadas en el mundo rural o en entornos especiales como hospitales, prisiones etc., así como todas aquellas iniciativas y servicios de extensión bibliotecaria que se ponen en marcha para acercar los servicios bibliotecarios a cualquier tipo de usuarios, en cualquier circunstancia y en cualquier lugar".

En Artillería de libros nos unimos a la celebración de este día como solemos hacer recomendando una serie de lecturas que forman parte de la colección de la BURJC y que de alguna manera reflejan la biblioteca o desarrollan su acción en ella. 

Son muchos los libros que sobre Bibliotecas encontramos en nuestro fondo pero no vamos a dedicarnos a aquellos que hablan de la Biblioteca desde una perspectiva técnica estudiando aspectos tales como catalogación, digitalización o servicios, ni vamos a hacer división alguna según se trate de bibliotecas públicas, eclesiásticas, escolares o universitarias, para eso podéis a través de BRAIN buscar por materia Bibliotecas o incluso con el subencabezamiento Historia si es ese enfoque el que deseáis conocer y encontrareis una extensa bibliografía. 

No obstante hay dos ensayos de los que me resulta difícil prescindir en estas recomendaciones, el primero de ellos , La pasión por los libros : un acercamiento a la bibliofilia de Francisco Mendoza Díaz Maroto una lectura fundamental para todos a los que les interese el mundo de la bibliofilia y el coleccionismo de libros y para los queráis algún dato más sobre la obra os recomiendo la crítica de Ruiz Casanova publicada en el suplemento Babelia de El País.


El segundo ensayo mucho más importante para mí pues no está centrado en la bibliofilia como el anterior sino en las bibliotecas a las que hoy conmemoramos. Se trata de La biblioteca de noche de Alberto Manguel quien nos muestra aquí su amor apasionado por los libros y por los espacios que los han albergado a lo largo de los siglos, las bibliotecas. Todo invita a su lectura desde  la elección de la cita del poeta Latifi que ya en el siglo XVI llamó a cada uno de los libros de su biblioteca “un verdadero y afectuoso amigo que disipa todas las preocupaciones” hasta el índice del que os pongo una fotografía, ¿Quién no quiere leer el capítulo de la biblioteca como supervivencia, como imaginación o como hogar? Cada capítulo es una invitación a descubrir su contenido. Cómo expresa Benítez Ariza en El Cultural refiriéndose a los lectores del libro “Sale éste de esta lectura a un mismo tiempo reafirmado y empequeñecido: reafirmado en su fe en el libro impreso, en su perdurabilidad, a pesar de los muchos azares a los que está expuesto, en su superioridad incluso física frente a las diversas alternativas que las nuevas tecnologías proponen”.



Si os interesan las Bibliotecas como espacio arquitectónico muy recomendable es Bibliotecas del mundo de Guillaume de Laubier ( fotografía) y Jacques Bosser (texto). Con la idea de que todas las bibliotecas tienen una vocación común: conservar, enriquecer y realzar un patrimonio que muchas veces resulta desconocido se construyen esos espacios de la memoria como grandes obras de la arquitectura. Desde la Biblioteca del Congreso de Washington hasta la Biblioteca Nacional de Rusia, pasando por la del Real Monasterio de El Escorial o el Trinity College de Cambridge, un paseo por veintitrés destacadas bibliotecas.

Tras estas obras introductorias, no os olvidéis que en Artillería de libros somos muy noveleras y en eso vamos a centrarnos. 

A quién no le viene a la cabeza cuando se unen las palabras biblioteca y misterio El nombre de la rosa, la primera novela de Umberto Eco con la intriga que gira en torno a un monje y a un libro en la biblioteca de un monasterio benedictino.
La obra se convierte en una crónica medieval llena de simbología y alegorías, narrando las actividades detectivescas de Guillermo de Baskerville para esclarecer los crímenes de la abadía benedictina.

Otra historia que comienza en una abadía esta vez en la Bretaña del siglo VII es La biblioteca de los muertos de Glenn Cooper  donde Octavus, un niño al que le auguran poderes diabólicos no tarda en empezar a escribir una lista de nombres y fechas sin ningún sentido aparente. Pero poco después, cuando una muerte en la abadía coincide con un nombre y una fecha de la lista, el miedo se apodera de los monjes. De ahí la historia nos conduce a Nueva York en la actualidad con un asesino en serie que tiene atemorizada a toda la ciudad. Con algunas críticas que la tildan de enrevesada no deja de ser una muestra de literatura de terror y de novela negra que puede interesar y que fue un gran éxito de ventas.

Otro título que nos lleva rápidamente a pensar en bibliotecas es La sombra del viento de Carlos Ruiz Zafón que nos cuenta como en un amanecer de 1945, un muchacho es conducido por su padre a un misterioso lugar oculto en el corazón de la ciudad vieja de Barcelona: El Cementerio de los Libros Olvidados. Allí, Daniel Sempere encuentra un libro maldito que cambiará el rumbo de su vida y le arrastrará a un laberinto de intrigas y secretos enterrados en la ciudad. En El juego del ángel (también en nuestra colección) se vuelve al universo de El cementerio de los libros olvidados. Un buen momento para releer estas obras si ya las leísteis y así homenajear a Ruiz Zafón, fallecido el pasado mes de junio, considerado como uno de los autores contemporáneos más reconocidos de la literatura internacional y el escritor español más leído en todo el mundo después de Cervantes. Sus obras han sido traducidas a más de cincuenta idiomas.

Otra novela que incluimos en nuestra selección a pesar de que la crítica no fue muy amable con ella es La historiadora de Elizabeth Kostovah. La trama comienza una noche cuando explorando la biblioteca de su padre, una joven encuentra un libro antiguo y un alijo de cartas amarillentas. A partir de ahí la protagonista se sumerge en un mundo que nunca soñó, un laberinto donde los secretos del pasado de su padre y el misterioso destino de su madre se conectan. La historia nos trasporta desde las bibliotecas de Oxford, hasta antiguas iglesias medievales en Rumania pasando por antiguas bibliotecas en Estambul. Drácula en el fondo de la historia y un relato sobre coleccionar libros y secuestrar a eruditos amantes de los libros para organizar una espléndida biblioteca.

Y siguiendo con libros que la trama se inicia con cartas encontradas  llegamos a Posesión  de  Antonia S. Byatt. La historia gira en torno a Roland Michell,  un joven doctor que acaba de terminar una tesina sobre el eminente poeta victoriano Randolf Henry Ash. En una de sus visitas rutinarias a una biblioteca londinense descubre por azar, en un libro  que había pertenecido a Ash,  una carta manuscrita del poeta, dirigida a una mujer cuyo nombre omite. Roland tiene el presentimiento de que algo importante se esconde tras esa carta y procede a robarla sin comunicarle a nadie su hallazgo ni siquiera a su director de tesis. 

A los que os interese la literatura fantástica y la ciencia ficción os recomiendo Historias imposibles de  Zoran Zivkovic. La obra es una antología que recoge cinco novelas cortas escritas entre el 1997 y el 2004 y un cuento independiente. Entre todas las historia destacar La Biblioteca, ganadora del premio internacional World Fantasy Award de 2003, como podemos leer en el blog La Biblioteca del Kraken  demuestra la filia que tiene el autor por los libros presentándonos historias fantásticas que rozan lo absurdo pero que quieren básicamente homenajear todo lo que rodea el mundo de la literatura. Son historias entre divertidas y enigmáticas, sin conclusiones claras y sin pretender cambiar ninguna concepción literaria, más bien es un ejercicio de imaginación constante para dar al lector unas perspectivas únicas de tipos de bibliotecas

Sin alejarnos de la literatura fantástica o de ciencia ficción damos un salto a un libro del que me gusta hasta la cubierta La mujer del viajero en el tiempo de la escritora estadounidense Audrey Niffenegger. Una historia de amor original entre Henry DeTamble, un bibliotecario aventurero que involuntariamente viaja a través del tiempo, y Clare Abshire, un artista cuya vida tiene un curso secuencial natural. Entre ellos se desata un apasionado romance que va más allá de las circunstancias de espacio y tiempo.

Y sin abandonar la ciencia ficción, la novela de Ray Bradbury publicada en 1953, Fahrenheit 451 con título tomado de la temperatura a la que arde el papel de los libros y ambientada en un futuro distópico en el que las bibliotecas y los libros son destruidos por las autoridades y algunos rebeldes contraatacan memorizando obras para poder transmitirlas y preservarlas, convirtiéndose en bibliotecas vivientes. En Artillería de libros se hizo mención a ella comentando que junto a 1984 de Orwell y Un mundo feliz, de Aldoux Huxley, forman la trilogía cumbre de la ciencia ficción distópica de principios del siglo XX. 

También disponible y recomendable la película de François Truffaut pues aunque es probable que con los años se valoren menos las imágenes como puede pasar con toda ciencia ficción  sigue siendo primordial en la denuncia del totalitarismo cultural que muestra y fundamental el final con el libro como sinónimo a la libertad. 

En la siguiente novela el protagonista es el propietario de una biblioteca de 25.000 volúmenes de la que se ocupa él mismo, se trata de Auto de fe del escritor búlgaro y premio Nobel 1981, Elias Canetti. A través de la historia de Peter Kien, un especialista en China e internacionalmente conocido, Canetti habla de los peligros de considerar que un intelectualismo rígido y dogmático, encerrado en sí mismo, pueda prevalecer sobre el mal, el caos y la destrucción. Auto de fe es una novela que tiene mucho de grotesco como comentó en El País José Andrés Rojo, los personajes que la habitan, los episodios que narra, los ambientes que describe parecen sometidos a un brutal proceso de deformación, del que se vale Canetti para iluminar algunos aspectos decisivos de este siglo, como el lado rastrero de la adoración a la sabiduría o las estrategias diversas del egoísmo, y en eso tiene también mucho de quijotesca.

Y hablando de bibliotecas no podemos dejar de nombrar a Jorge Luis Borges y os recomendamos la obra El jardín de senderos que se bifurcan. En ella encontramos el cuento La biblioteca de Babel, un relato en el que se muestra un universo compuesto de una biblioteca de todos los libros posibles, en la cual sus libros están arbitrariamente ordenados, o sin orden, y preexiste al hombre. El comienzo ya nos hace querer seguir leyendo: El universo (que otros llaman la Biblioteca) se compone de un número indefinido, y tal vez infinito, de galerías hexagonales, con vastos pozos de ventilación en el medio, cercados por barandas bajísimas. Desde cualquier hexágono se ven los pisos inferiores y superiores: interminablemente.
Como curiosidad os paso un post de Alejandro Gamero sobre cómo internet puede hacer posible la Biblioteca imaginada por Borges.

Las siguientes obras tienen como protagonistas a niñas, la primera de ellas publicada como libro juvenil en algunos países y como novela para adultos en otros pero siempre recomendable es La ladrona de libros del australiano Markus Zusak publicada en 2005.  Es una historia contada por una narradora poco habitual, la muerte, quien nos desvela la historia de una niña, Liesel que vive con una familia de acogida en un pueblo cercano a Múnich, en la Alemania nazi anterior y coetánea a la Segunda Guerra Mundial. Se hace amiga de Max, el judío que los Hubermann esconden, así como de la esposa del alcalde, que permite a Liesel leer, pedir prestados y robar los libros de su biblioteca. Su pasión por la lectura le acompañó los años de guerra y le salvó la vida.

La segunda de ellas es La bibliotecaria de Auschwitz del escritor español  Antonio González Iturbe.  Ambientada en la década de 1940, narra la historia de Dita Kraus de forma novelada, una niña de 14 años que aún cuando los libros están prohibidos en Auschwitz bajo pena de muerte se impone una labor importante y peligrosa, conservar la biblioteca más pequeña del mundo con solo ocho libros. Dita es la encargada de que los nazis no los encuentren y de que otros prisioneros puedan leerlos y olvidarse por un momento de donde están. 


Y en nuestras recomendaciones llegamos al título más enigmático para los no bibliotecarios, Signatura 400 de la escritora francesa Sophie Divry. A mí la cubierta y el título me atrajeron desde la primera vez que lo vi expuesto en la tristemente desaparecida librería OMM del Campus de Vicálvaro-Madrid. El tema de fondo es la soledad y quizá si hubiera que elegir un libro para empezar a leer el 24 de octubre sería este, con la hermosa dedicatoria de la autora “dedico este divertimento a todas aquellas y todos aquellos que siempre encontrarán más fácilmente un hueco en una biblioteca que en la sociedad”, que suena duro sin duda, pero la biblioteca no es nada sin los usuarios sean del tipo que sean y lleven tras sí los problemas que tengan y es a ellos a quien se debe y a ellos se homenajea también en esta fecha.  Con la clasificación decimal universal (CDU), de la que siempre os hablo un poco en las visitas guiadas a la Biblioteca y en las sesiones de formación básica, y con el trabajo bibliotecario de fondo se convierte en un gusto de lectura. No perderos esta entrada publicada en la plataforma para la creación del Colegio Oficial de Archiveros, Bibliotecarios y Documentalistas de Madrid y seguro que os aumentan las ganas de leerlo.

Igual que no me gustan las novelas que se definen como románticas pero me vuelven loca las pequeñas historias de amor que aparecen en libros de otros géneros, no puedo dejar de recomendaros un par de libros donde bibliotecas y bibliotecarios aparecen de forma muy discreta pero son vitales para los protagonistas de los mismos.

El primero La amiga estupenda  de la anónima escritora que firma con el pseudónimo de Elena Ferrante. Estoy fascinada por las protagonistas Lina y Lenù, por esa historia de amistad que comienza en su niñez en el humilde barrio de Nápoles donde viven. Sin duda la maestra Oliviero será de una  gran influencia para ellas en su futuro y tiene encanto cuando les prestaba los libros de Mujercitas o Corazón para que se iniciaran en la lectura. La biblioteca también fue fundamental para ellas, el interés por los libros en latín de Lila a los que podía acceder allí o el bibliotecario Ferraro con la recomendación de libros y lecturas. El episodio  que se cuenta en las páginas 135 y 136 con la fiesta organizada en la Biblioteca para premiar a los lectores que según los registros eran más asiduos es de una comicidad increíble que nos hace reír igual que a Lenù y sus amigos.

El otro libro al que quiero hacer referencia y que siempre recuerdo con gusto es Las cenizas de Ángela de Frank McCourt. La tristeza, la miseria, el hambre, la enfermedad, todo es demoledor en él y el autor parecía solo sentirse bien cuando acudía a la biblioteca de Limerick con el carnet de su madre o de Laman Griffin hasta que la propia bibliotecaria le ofreció el carnet de adulto para que pudiera leer Las vidas de los santos. Resultó ser un pequeño oasis de felicidad hasta que todo se vino abajo cuando cogió de una mesa un libro con una imagen erótica  y le descubrió la bibliotecaria por lo que fue expulsado y se le retiraron su carnet y el de sus familiares. No todos los bibliotecarios han sido siempre perfectos y la labor de censor daría para hablar mucho más. De gran belleza es el momento donde narra su estancia en un hospital en el que estaba curándose una tremenda infección de tifus y descubrió a Shakespeare  gracias a la biblioteca del mismo y sintió que esos versos leídos en voz alta le llenaban la boca de diamantes como narra Elvira Lindo. De vuelta a casa pero aún convaleciente vuelven a ser los libros de la biblioteca su tabla de salvación mientras llegaba la recuperación. 

En el libro titulado El profesor (también en la colección de la BURJC) descubrimos lo importante que fue para él Shakespeare y como fue un volumen con sus obras completas el único libro comprado en una librería para llevar de nuevo a Nueva York. Mirad que amor por los libros y las bibliotecas que se los descubrieron irradia en esta entrevista realizada al publicar dicho libro donde expresa lo que le dijo el dueño de un pub de Nueva York “no pierdas el tiempo aquí haciendo lo mismo que el resto de los irlandeses, vete a la Biblioteca Pública y léete Las vidas de los poetas ingleses, de Samuel Johnson". Y eso es exactamente lo que hice”.
También podéis tomar prestado el vídeo con la adaptación cinematográfica que realizo Alan Parker en 1999.

Otro ejemplo en esa faceta de biblioteca censora o que pone piedras en el camino a los usuarios se pude ver en este pequeño vídeo de la película Billy Elliot  donde la bibliotecaria del bibliobús se niega a prestarle un libro de danza, con la excusa quizá obligación burocrática, de que no puede llevarse con el carnet juvenil (siempre utilizando pretextos sin sentido para no permitir) lo que al final hace que  Billy llegue a robarlo para dar rienda suelta a su pasión por la danza. Eso jamás nos parece bien a los bibliotecarios aunque quién no está deseando que no sea pillado pues desde el principio empatizamos con el niño que ama bailar.

Y para finalizar pongo la atención en un bibliotecario para mi maravilloso, Andy el protagonista de Cadena Perpetua, dirigida por Frank Darabont quien consigue transformar la biblioteca de la cárcel, apenas un carro lleno de viejos libros, en una auténtica biblioteca bien nutrida, destacando su importancia no solo como fuente de conocimiento y alfabetización, sino también como centro social. Después de años de solicitar fondos para la biblioteca de la cárcel, abandonada, desordenada e infrautilizada, se consigue con mucha insistencia que lleguen nuevos y numerosos libros que el protagonista habrá de organizar en una preciosa escena de la que os dejo el vídeo.


Me ha gustado hacer referencia a estas películas porque la imagen de la biblioteca se ajusta a lo que este año quiere destacarse en el Día de las Bibliotecas 2020 que como se dijo al comenzar es la gran labor que desempeñan las situadas en el mundo rural o en entornos especiales como hospitales o prisiones.

Todos los libros comentados forman parte de la colección de la BURJC, así como las películas y a través de BRAIN podéis consultar en el Campus que se encuentran.

Si se os ocurre alguna sugerencia que queráis compartir con nosotros que refleje como son bibliotecas y bibliotecarios en la literatura o en el cine dejádnosla en comentarios. Lo agradeceremos.

María Dolores López

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