Historias de vida de la pandemia 4: Testimonios 16 a 21


Hoy os mostramos los últimos testimonios recogidos sobre Historias de vida de la pandemia, la actividad participativa ideada por los compañeros de la Biblioteca del Campus de Fuenlabrada que os presentamos en Artillería de libros el pasado 4 de junio y que se proponía recoger testimonios personales sobre la pandemia y el confinamiento a causa de la Covid-19 y que se han ido publicando  en la cuenta oficial de la BURJC en twitter.

TESTIMONIO 16


CASCADA DE SENTIMIENTOS Y EMOCIONES

Cascada de sentimientos y emociones encontradas. Así resumo mis sensaciones durante el confinamiento y el post confinamiento por la COVID 19. 

Es muy difícil aceptar que estás disfrutando todas las horas del día de tus seres queridos con los que convives, mientras que en los hospitales y en las residencias se vive una situación tan dramática y, también, por la imposibilidad de estar cerca de otra parte de la familia, no menos querida, que sufre sin entender lo que está pasando.

Terminado el confinamiento volvemos a reencontrarnos con la familia, con los amigos y, poco a poco, con la rutina que dejamos atrás. Pero algo ha cambiado. Es eso que llamamos nueva normalidad. Palabras que no me gustan mucho por lo que implican: nada de besos, nada de abrazos, distancia social… Pero lo admitimos, es por salud, por más que sea muy difícil de asumir cuando afecta a madres, padres, abuelos en residencias, muchos de ellos con deterioro cognitivo, tras más de tres meses sin verlos. Sí, sintiéndonos afortunados porque siguen vivos, pero con la angustia de no imaginar el reencuentro y no saber cómo estarán, cómo nos verán y qué sentirán cuando llegue el momento.

El reencuentro en estas circunstancias, sin duda venturoso, tiene sus dosis de amargura y de crueldad porque no es pleno: separación de dos metros con una mampara en medio, con mascarilla y siguiendo las medidas de seguridad.  

Y nos encontramos con lo que temíamos: que el deterioro físico ha avanzado palpablemente. Son las secuelas en un cuerpo muy desgastado de tres meses sin fisioterapia, sin actividades cognitivas, sin ver a la familia, sin hablar, sin tocarse, sin besarse. Intentando que nuestras miradas se crucen, diciéndole mamá, mamá, soy yo, mírame. 

Antes, con sólo acercarse a su oído y decirle nuestras palabras cariñosas que tanto le gustaban (mamá, churrita, qué guapa estás, te quiero mucho) mi madre abría sus ojos, me miraba, sonreía y me daba un beso. Ya no es así. Esto también se lo ha llevado la pandemia. Para siempre.

MIFA

TESTIMONIO 17


TE CREÍSTE A LOS SEX PISTOLS,
¿cómo no?.
Naciste en un mundo sin horizonte,
esa metáfora gastada de futuro.
Has visto llorar a tus héroes.
De pequeño viste tu felicidad empalada,
desde entonces,
la idea de Dios te resulta tan inocente...
Tanto como te gustaría ser,
por eso en silencio lo rezas.
Antes de dormir
planeas volver a verle
en un desconocido
apadrinando un gorrión.

Te niegas para saber quién eres.
Rompiste la cuerda, vanidoso,
para estar solo.
Ahora, vagas triste sin saber volver.

Te conformas con que algo siga en pie 
cuando la noche cae sobre tus hombros
sabiendo que hoy
solo tiene sentido hasta mañana.
Cada luna llamas a las puertas que cerró Eva.
Esperando a que se abran,
Inviertes en tu muerte a diario
Y te descuidas anhelando ese dulce beso.
Temes perecer sin darte cuenta,
sin ser el responsable
Si un hombre
solo vale las promesas que cumplió,
¿cuánto vales?, si cada vez que lloras
delante de alguien
como un niño,
prometes no volver a hacerlo
e intentas que sea a solas
como tu madre.
De tu padre
solo tienes el miedo
 a convertirte en alguien como él.
Acabarás fundando el partido misántropo
solo se puede odiar aquello que importa.

Para proteger un estuche de pinturas
en una casa de muñecas
mohosa y abandonada,
nos apuntas con una pistola vieja
y yo imploro a ese niño
solo y triste, 
como una ciudad sin ella.

Alejandro Guijarro

TESTIMONIO 18

NO EXIT

El mundo se acabó ayer.
No nos dimos cuenta.
Lo vi en el telediario esta tarde.
Por lo visto,
Sucedió cuando no mirábamos.
Los dos teníamos cosas más importantes que hacer,
Más urgentes. 
Creo que sucedió más o menos
Cuando al fin concilié el sueño.
Tú, te movías alterada.
-¿Otra pesadilla?,
Tal vez…
No me avisaste
El problema, si lo es,
Estamos solos,
No habrá más lunes,
Nadie me molestará en el metro.
Ya no oirás quejas por ello.
No tendré, tendremos, que sonreír a gente detestable.
Quiero que volvamos a hacerlo, 
Sonreír.
Ya no existe hora de acostarse,
Ni de levantarse,
El sueño de cualquier niño.
Ya no hay tiempo.
Se acabaron los momentos de matarlo.
Nuestra ropa y la cama desaparecieron
Igual que el resto 
De lo que ocupa un espacio
Esto, si es un problema.
Ahora no existe un lugar donde huir.

Anónimo

TESTIMONIO 19

EL MUNDO ACABÓ HACE TIEMPO 

Nadie pareció darse cuenta.
Aún hoy nadie parece entenderlo.
Hacedme caso, lo sé.
El apocalipsis parecía exagerado,
Dadles tiempo.
El mundo acabó hace tiempo
Me enteré hace unos años
El día que supe
Que al Ángel,
Al único que conocía,
No le volvería a ver,
Jamás.
Fue en la resaca del cumpleaños de mi hermano.
Ayer en Sol,
Alguien me dio un papel
Que alertaba del inminente fin.
Yo, sonreí.
El mundo acabó hace tiempo.
Hazme caso, lo sé.
No hay redención,
No hay coro celestial,
No hay salvación,
Solo culpa y mañana.
Y es mentira, 
El mundo no se ha acabado





Iria Bueno

TESTIMONIO 20

Y SIN QUE NOS DIÉRAMOS CUENTA TE CRECIERON ALAS 

Alas de gaviota
Bañadas en alquitrán.
Sacaste un cigarro.
Prendiste el cielo.

Miguel Ángel Gómez

TESTIMONIO 21


NECESIDAD DE HORIZONTE

I. Tuvo que venir la desgracia para que descubriéramos el horizonte












II.  Encerrados y asustados, advertimos la grandeza eterna de los cielos








III. Aprendimos a mirar con asombro a las nubes viajeras que, caprichosas en sus formas, no se cansan de surcarlos






IV. En el silencio, escuchamos la música de la maquinaria celestial




V.  Advertimos la geometría oculta de las flores y que hay un orden en las cosas previo a nosotros





VI.    Las torres más altas, símbolo del orgullo humano, desde
lejos, son volúmenes minúsculos y frágiles




VII. El gigante es la naturaleza







Al unir todas las piezas antes inadvertidas adquirimos consciencia de nuestra insignificancia y vanidad.

No hicimos las reglas. No somos el centro del mundo. Nada gira a nuestro alrededor. Nada nos rinde tributo, y así debe ser. 

Nos preguntamos ¿por qué no supimos mirar? ¿qué nos perdimos? ¿cuánto vale un minuto de belleza? 

Quizás todo se reduzca a un principio: que la vida autoconsciente es un imposible.


Anónimo


Esperamos que con los testimonios de hoy expresados a través de la poesía y de la fotografía, además de en unos textos llenos de sensibilidad,  acabéis de conocer las vivencias que se han aportado por parte de algunos miembros de la familia universitaria de la URJC a la actividad Historias de vida de la pandemia.
¡Disfrutadlos!





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